Terminaba por fin en las Ventas la maratón taurina que incluía la Feria de la Comunidad, la propiamente dicha de San Isidro y el colofón del Aniversario. Habían sido demasiadas tardes de toros delante del televisor y demasiado pocas las cosas buenas de las que en tanto tiempo había disfrutado. Por delante quedaba todo un verano y me hice el firme propósito de olvidarme de los toros en mi refugio del Pirineo. Nada de asistir a las ferias de la Región, nada de leer periódicos digitales en Internet que habitualmente me informan, ante el silencio de los más vendidos de la Capital, en definitiva, descanso taurico al espíritu que no le vendría mal. Incluso un intento de retirada del que a la vuelta me arrepentí. No, no era el momento adecuado de tirar la toalla y por eso me encuentro de nuevo con ustedes iniciando este programa de televisión, humilde pero único en Zaragoza que al menos intenta seguir informándoles y amenizándoles con estos temas nuestros.
Así que reinicio sin más preámbulos, aunque dolido, mi primer comentario desde el Rincón Taurino del “Mentidero” de la Casa de Andalucía en el que también hemos reiniciado las actividades tras el verano.
Mi pluma llora pues la tinta que bombea mi corazón son lágrimas. Mi añoranza juvenil, con el ímpetu nostálgico de aquellos años de la década de los sesenta, se revela ya cansada ante tanta patraña e injusticia pues esta tarde se entierra en Barcelona la Fiesta Nacional.Así de claro y de duro. No he querido asistir al sepelio de la plaza de toros en la que desempeñé mi primer cometido en la meseta de toriles, en la que se ha escrito una de las mejores historias del toreo rubricadas en su arena con faenas inolvidables. Desde 1916, en ella se citaron con la muerte y la gloria todos los matadores de la época con los mejores toros. Fue tanta la afición por esta fiesta que durante muchos años, a comienzos del siglo pasado, en la Ciudad Condal llegaron a funcionar simultáneamente y a pleno rendimiento, sufragados por aquella afición barcelonesa, no por emigrantes ni turistas, tres cosos: El Torín de la Barceloneta, las Arenas de la plaza de España y el del “Sport” de la Gran Vía, que reformado a los dos años cobraría el actual aspecto neo-bizantino que luce la rebautizada Monumental.
Quienes aun defendemos las corridas de toros nos encontramos desamparados y vendidos a ese enemigo que defiende todo lo que suene a España. Se hacen cada vez más ricos grandes empresarios como los Balañá, a costa de vender su herencia a los que nos han vetado, las plazas de toros que heredaron de su padre o abuelo. Si levantara la cabeza D. Pedro Balañá Espinós… ¿qué les importa la historia y la Tauromaquia de Barcelona?.
Si con este mal ejemplo de nacionalismo no tuviésemos bastante ahora Bildu que ocupa el poder en las instituciones vascas, especialmente en Guipúzcoa, quiere también poner en peligro el futuro de la Fiesta y les recuerdo que tanto en el País Vasco como en Cataluña su legado taurino es generoso e histórico. Lo explicó muy bien en 1760, el jesuita Manuel AitaLarramendi: «si en el cielo se corrieran toros, los guipuzkoanos todos serian santos para irlos a ver Allá».
Conservemos integro lo que hemos heredado para así poder trasmitirlo, firmemos para que progrese la ILP a la que aún le faltan casi 300.000 adhesiones, disfrutemos de este fin de temporada que aun contando con Sevilla para San Miguel, las Ventas con su otoñal feria, Jaén con San Lucas, Ávila y Segovia con Santa Teresa, la cita taurina más importante la tenemos en octubre en la Misericordia con su Feria del Pilar, el último puerto de primera que han se ascender, antes del descanso invernal, las figuras que vengan, que no son ni más ni menos, las que quieren y recuerden, casi nunca los triunfadores de la feria anterior suelen repetir.
Fernando Gª Terrel
(Director del Rincón Taurino “El Mentidero” de la Casa de Andalucía de Zaragoza)
Zaragoza, 25-9-11, Canal 44 de TV.
Programa “Patio de Cuadrillas”