Editorial leído en el programa
“Patio de Cuadrillas” del Canal 44 de TV local.
No hacía falta que nadie nos lo contara, los presagios se cumplieron y ni a las vaquillas matinales domingueras ni a los festejos vespertinos acudió público interesado en presenciar tan ramplones festejos poco y mal anunciados. Por no haber no había a la entrada a la plaza ni los habituales repartidores de programas de mano; la “Cuevica” permaneció cerrada no sé si señal de luto por tantos aficionados fallecidos en lo que va de año: Palacios, Mata, Asín y Gascón, o porque aun no hay concesionario. Como novedad, nuevas caras de algunos políticos que ocupan los burladeros y el albero, para mi gusto, demasiado blando. Por lo demás, todo huele a restrictivo menos los paseos que de continuo se dan los vendedores ambulantes por los tendidos, pese a la prohibición de hacerlo, sin que nadie les llame la atención y consiguiendo despistar a los toros en sus lidias.
La mañana del lunes al primero que saludé en el patio de cuadrillas fue al gran picador salmantino Aurelio García que me presentó al nuevo empresario, amigo suyo. Después, como cada mañana de toros hice lo propio con los de siempre y especialmente con mis amigos mayorales, en esta ocasión tan abundantes, que me han enseñado casi todo lo poco que entiendo de toros. Presencié la corrida concurso con Jaime Guardiola, el ganadero hermano de mi amigo Alfonso que también nos dejo este año. Por cierto mandó un toro llamado “felpa grande” que vaya si la era, grande, grandísimo. Fue ovacionado de salida y todo quedó en eso, en presencia. Ya me imaginaba que si servían para rejones no podría hacerlo en la lidia de a pie, lo peor es que ni para uno ni para lo otro.
Y siguiendo con la nueva edición de la corrida concurso de ganaderías les diré que me resultó larga, como todas y deslucida, como la mayoría, hasta que saltó al ruedo el “Infeliz” de “Torrestrella”, que así se llamaba el animal, y nos alegró la tarde con la fijeza de sus arrancadas al caballo, en los pares de banderillas – en uno de los cuales Ferrera mandó parar a la Banda- sus continuas y bravas embestidas a la muleta en la que fue sometido y toreado por debajo de sus posibilidades, hasta el punto de que por un momento, pensé que pudo ser el primer indulto de esta plaza, caso de haberle bajado la mano el extremeño y haberse acoplado mejor con él.
Tanto ese cuarto castaño, como su picador Dionisio Grilo y su matador, coparon los premios de un festejo, ya arraigado, que precisa de una inminente y no encorsetada regulación en la normativa taurina aragonesa para evitar discrepancias o decisiones partidistas a la hora de surgir imprevistos que ha de asumir la presidencia y miembros del jurado.
El día anterior presencié el espectáculo mal anunciado del arte del rejoneo dado que en los carteles el orden de lidia no se ajustaba a la realidad y presencié la trágica cogida del caballo “Turronero” de Manzanares. Por un instante recordé trances mortales recientes como los de “Balancín” de Pablo H. de Mendoza, el 8 de octubre de 2000 o de “Chorongo” de Álvaro Montes el 23 de abril de hace dos años. ¿Sera problema del estado del albero de la plaza? Afortunadamente en este caso “Turronero” ya canta por alegrías.
Me pareció anecdótico que en la cuadra del joven Manzanares figuren nombres tan flamencos como el del cantador gaditano “Turronero”, el del guitarrista de Camarón, “Tomatito” o del bailaor “Farruquito”. Por cierto, pese a su juventud me pareció su lidia la más ortodoxa y ajustada a las normas del rejoneo puro, aprendida sin duda de su maestro de Tafalla pero reitero que no me gustan estos festejos por muchos motivos y entre otros por el libre albedrio que reina en ellos, por la desatención que los alguacilillos muestran ante conductas prohibidas repetidas día a día. Pero este tema y el de la feria de abril de Sevilla bien merecen comentarios aparte que les prometo puntualmente.
Fernando Gª Terrel
(Director del Rincón Taurino “El Mentidero”
de la Casa de Andalucía de Zaragoza)
Zaragoza, 30 de abril de 2012
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